Las últimas palabras que registra el evangelio de Mateo, son una nueva manera de autoridad del Jesús resucitado para la renovación y restauración de la humanidad caída.
“Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que les he mandado. Y he aquí, yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”.
Resaltemos solo dos palabras de esta cita, para entrar en una reflexión breve.
La primera, “autoridad”, es: tener una potestad o poder, para cambiar el curso natural que el hombre en su búsqueda de trascendencia no ha logrado, ni logrará ningún resultado.
Aquí nos encontramos ante la palabra “exousia”* (εξουσία) que una transliteraciones “poder”, “potestad”. Y es distinta de “dúnamis” poderío o fuerza para realizar un trabajo, en el caso de la palabra poder en el libro de Hechos capítulo primero: “Pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre ustedes, y me serán testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.”
Aun cuando son distintas en su sentido etimológico, “toda potestad” y “recibirán poder”, están íntimamente ligadas con la tarea a realizar. Nuestra visión para la misión, es comprender que Jesús resucitado, que ha recibido toda autoridad, nos envía en una misión ineludible para cada uno de sus seguidores.
Esta misión implica la segunda palabra “discípulos” que tiene que ver con hacer seguidores de ese Jesús, y para hacerlo “hay que ser un aprendiz”. Tendrá que ir a la práctica misma, a resolver las problemáticas y tomar los mismos pasos que el maestro, para ser productivos y creativos ante las diferentes situaciones en la vida.
Nuevamente en este caso no es lo mismo que la palabra “didáctica” usada más abajo “enseñándoles”.
Donde se da una instrucción concreta de un conocimiento aprendido y aplicado y comprobado en una situación.
Y nuevamente aquí las dos palabras están íntimamente ligadas con la forma en que tomamos decisiones desde nuestra fe, desde una doctrina “didáctica” que se convierte en una convicción de fe “tarea del aprendiz”.
Concluimos que cuando cumplimos nuestra misión, no solo enseñamos a otros lo que sabemos de Biblia, teología y además etcéteras. En el discipulado no enseñamos lo que sabemos sino mostramos lo que hacemos, basados en ese conocimiento que Dios nos ha dado.
* Comentario Bíblico Beacon, Tomo VI, Mateo, Ralph Earle. p. 260
CUANDO LO QUE ENSEÑAMOS Y APRENDEMOS SE CONVIERTE EN UN ESTILO DE VIDA ENTONCES SEREMOS CONGRUENTES ENTRE LO QUE CREEMOS Y HACEMOS.
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